Un científico que vivía preocupado por los problemas del mundo,
estaba decidido a encontrar las respuestas necesarias para solucionarlos. Por
eso, pasaba día tras día en el estudio de su casa en busca de respuestas para
sus dudas.
Una tarde, su hijo
de cinco años entró en el estudio con la intención de ayudarle a trabajar. El
científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a
otro sitio. Pero después de comprobar que no le hacía ni caso, pensó en algo
que pudiese distraer su atención.
¡Perfecto! Encontró
una revista y vio que en una de sus páginas había un mapa del mundo…¡justo lo
que necesitaba! Arranco la hoja, recortó el mapa en muchos trozos y, junto con
un rollo de celo, se lo dio a su hijo diciendo: “Mira hijo, como te gustan
tanto los puzzles, te voy a dar el mundo en trocitos para que lo arregles sin
ayuda de nadie”.
Así, el padre quedó
satisfecho y el niño también. El padre porque pensó que el niño tardaría más de
una hora en hacerlo. El niño porque creyó que estaba ayudando a su padre. Pero
después de unos minutos el niño exclamó: “Papá, ya!”. El padre, en un primer
momento, no dio crédito a las palabras del niño. Era imposible que, a su edad,
hubiera conseguido recomponer un mapa que nunca había visto antes. Desconfiado,
el científico levantó la vista del libro que leía, convencido de que vería
resultado desastroso propio de un niño de cinco años. Pero, para su sorpresa,
comprobó que el mapa estaba perfectamente reconstruido: cada trocito había sido
colocado y pegado en el lugar correspondiente.
Sin salir de su
asombro y mirando fijamente el mapa, le dijo al niño: “Hijo, si tu no sabías
cómo era el mundo, ¿Cómo has podido hacerlo?” “¡Muy fácil papá!” – contestó el
niño-, cuando arrancaste la hoja de la revista vi que por el otro lado había un
hombre. Di la vuelta a los trocitos que me diste y me puse a hacer el puzzle
del hombre, que sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar el hombre di la vuelta
a la hoja y vi que había arreglado el mundo…”
¡Cambia
tu corazón y el mundo cambiará!.